martes, 27 de agosto de 2013

Gingivitis ulcero necrotizante aguda

La gingivitis necrosante o gingivitis ulcerosa aguda necrosante, también conocida como infección de Vincet o “boca de trinchera”, se considera como una infección gingival oportunista aguda por placa bacteriana.
El conocimiento de esta enfermedad se remonta bastante atrás en el tiempo, es durante la Primera Guerra Mundial, de 1914 a 1918, cuando se extiende el sobrenombre de ‘boca de trinchera’, debido a que los soldados padecían con bastante frecuencia este trastorno durante la contienda debido a la falta de higiene bucal por las duras condiciones a las que se veían sometidos.

Desde la última guerra mundial la enfermedad ha disminuido su incidencia y es una enfermedad relativamente rara, un caso muy poco frecuente que si se da suele describirse en adultos jóvenes menores de 30 años. Actualmente aún así ha requerido la atención de los clínicos porque se presenta con frecuencia en enfermos infectados del VIH.

Entre las posibles causas de esta enfermedad no sólo encontramos una insuficiente higiene oral, sino también otros factores como una incorrecta nutrición, tabaquismo, estrés psicológico, pacientes inmunodeprimidos. Todos estos factores pueden hacer tambalear el equilibrio entre los diferentes microorganismos presentes en la boca, lo que puede producir una sobreabundancia de alguna de las bacterias presentes de manera natural en la cavidad bucal. Como resultado a este desequilibrio, aparece una infección en las encías.
Sintomatología

Sus signos y síntomas son, principalmente, dolor espontáneo bastante constante que va desde leve a moderado dependiendo de las lesiones, encías que presentan una apariencia inflamada y enrojecida, así como un abundante sangrado espontáneo o pronunciada ante cualquier presión o irritación. Además, también es muy probable que el paciente padezca halitosis por el desequilibrio de bacterias bucales, que muestre una película grisácea en las encías y úlceras (tipo cráter) entre los dientes.

El tratamiento de la gingivitis necrosante debe incidir en eliminar la infección, usando antibióticos o antimicóticos si fuera necesario, tratamiento o eliminación de factores predisponentes (restablecer alimentación variada, eliminar tabaco, etc.), así como paliar los síntomas para que el paciente pueda disfrutar cuanto antes de una boca sana. De lo contrario, podría extenderse la infección a otros tejidos colindantes o surgir complicaciones mayores.

Para evitar la gingivitis necrosante, así como otros muchos problemas dentales se debe realizar una higiene bucal adecuada, que incluya cepillado meticuloso de los dientes, limpieza interproximal con sedas y cintas dentales, cepillos interproximales y/o irrigador bucal y enjuagues con un colutorio que incorpore principios activos antisépticos. Igualmente es necesario realizar visitas periódicas al odontólogo para mantener y asegurar el buen estado de los dientes y encías.


  Dr. Claudio A. Sorrentino
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Morfología de la dentadura

La disposición de las diferentes piezas dentales a lo largo de la cavidad bucal, en la mandíbula superior e inferior, forman la dentadura y su colocación responde a una serie de necesidades del ser humano. Como decimos, la situación de unas piezas u otras a lo largo de la dentadura no es aleatoria. Cada una de ellas cumple una función o varias, que se clasifican como masticatoria, fonética, estética o de defensa. Aquellas que tienen un uso fonético, por ejemplo, en la parte central, nos ayudan a retener el aire mientras pronunciamos un determinado sonido y/o sirven de complemento u apoyo a la lengua mientras realiza los movimientos necesarios para emitir un sonido concreto.

Sin embargo, la composición o morfología de la dentadura no es siempre la misma durante las diferentes etapas del ser humano. Los bebés nacen sin dientes, poco a poco aparecen y luego, cuando forman una dentadura temporal, estas piezas son remplazadas por las que acompañarán a la persona durante la edad adulta y hasta la vejez.
Esta primera dentadura temporal está formada por los llamados dientes de leche. Aunque se trata de una dentadura temporal, su aparición cumple una función muy importante, y no está solo relacionada con la alimentación. A pesar de la temporalidad de estas 20 piezas, su aparición definirá la estructura dentofacial del adulto. Comienzan a salir sobre los 6 meses de edad, dependiendo del niño, ya que pueden haber casos más tardíos o incluso más precoces, y continúan saliendo hasta, aproximadamente, los 2 años de edad.

La morfología de la dentadura adulta se completa cuando estos 20 dientes de leche iniciales son remplazados por las 32 piezas que forman la boca adulta. Estas son de mayor tamaño y cumplen con todas las necesidades de esta nueva etapa. Durante esta transición dental, los maxilares crecen y se amplían y las raíces se preparan para dejar espacio a los 32 dientes permanentes: 8 incisivos, 4 caninos y 20 muelas (entre premolares y molares) componen la morfología de la dentadura adulta.

Si dividimos la boca en cuatro partes, y siempre partiendo desde el centro de cada mandíbula, cada cuarto cuadrante contiene un incisivo central y otro lateral: estas 2 piezas cumplen la función de cortar los alimentos gracias a su forma de escoplo. A su lado, el canino, desgarra el alimento con su punta más afilada. Se acompañan de otros 2 dientes, los premolares, que también ayudan a desgarrar gracias a sus cúspides. Para completar este cuarto cuadrante de mandíbula, encontramos los 3 molares: su forma ayuda a triturar los alimentos.

Precisamente el tercero de los molares es conocido como muela del juicio. Algunos expertos señalan que esta pieza está condenada a desaparecer en la morfología de la dentadura en las próximas generaciones, debido a la reducción de la mandíbula y la asimilación de alimentos preparados y cada vez de más fácil masticación.


  Dr. Claudio A. Sorrentino
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Cómo evitar la sensibilidad dental


La hipersensibilidad dental es un problema más frecuente de lo que parece y que incomoda en cualquier momento del año, pero se hace especialmente notable en las épocas más cálidas, ya que en ellas se incrementa el consumo de bebidas y alimentos fríos. El dolor producido por estos alimentos y bebidas es el más común entre las personas con sensibilidad dental, aunque también existen otros estímulos dolorosos, como la toma de productos calientes, dulces, ácidos…

En condiciones de salud, la dentina (parte interna del diente) no debe estar en contacto con el exterior, ya que está recubierta por el esmalte dental o el cemento radicular. La sensibilidad dental se produce cuando se elimina esta protección, debido a una retracción de la encía o pérdida de esmalte dental. La dentina queda expuesta al exterior y, con ella, los millones de túbulos dentinarios que contiene son capaces de transmitir los estímulos (frío, calor, dulce…) que se producen en la boca a la pulpa del diente, produciendo dolor.

Conseguir que el esmalte o el cemento radicular no se dañen es clave para evitar que estos estímulos lleguen a la dentina, por lo que deberemos protegerlo en la mayor medida posible. Para ello se deben poner en práctica una serie de consejos para evitar su aparición y poder disfrutar con comodidad de cuantos productos refrescantes se desee. Cuidar la higiene bucal con productos específicos para la sensibilidad dental y evitar ciertos hábitos son las pautas a seguir.

Se recomienda el uso de cepillos de dientes con filamentos suaves, con extremos redondeados y superficie lisa, que permitan una limpieza delicada, sin dañar el esmalte ni las encías. Tampoco han de ser abrasivos otros productos de higiene bucal, como el gel o pasta dentífrica. Es importante, además, complementar su acción con el uso de un colutorio específico.

En la alimentación es esencial evitar aquellos productos más ácidos (tomates frescos, cítricos y bebidas carbonatadas). Otra recomendación es que se debe evitar dañar el esmalte introduciendo en la boca o sosteniendo con los dientes productos con componentes metálicos o muy rígidos, como clips, bolígrafos, alfileres, clavos, etc. El esmalte lo agradecerá y se preservará en buenas condiciones durante más tiempo.


  Dr. Claudio A. Sorrentino
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miércoles, 14 de agosto de 2013

Sobre la caries

Después del resfriado común, la caries es uno de los problemas que más afectan a las personas. Por eso mismo, es importante tener un buen conocimiento y formación sobre las caries y cómo prevenirlas. Es una de las principales causas de la pérdida de los dientes, así que hay que prevenirlo y mantener una buena limpieza bucal. 

El proceso es largo aunque sencillo. La placa empieza a acumularse en los dientes a los 20 minutos de comer los alimentos, ya que es el tiempo en el que se presenta la mayor actividad bacteriana. Si la placa no se limpia por completo y de forma rutinaria, el comienzo de la formación de caries es inminente. La placa que no es eliminada de los dientes se mineraliza y se convierte en sarro, dando lugar a que estos inflamen las encías, produciendo gingivitis o periodontitis según los casos. Los ácidos de la placa disuelven la superficie del esmalte del diente y crean zonas desmineralizadas en el diente que llevan finalmente a la aparición de caries.

Los carbohidratos, consistentes en azúcares y almidones, aumentan el riesgo de caries dentales, por lo que es conveniente evitarlos lo máximo que se pueda, o reducir su consumo. Pero, sobre todo también, cuidar la higiene dental después de su consumo.
Los síntomas principales que se producen, en caso de producirse son:
  • Sensación dolorosa en los dientes, lo que se traduce también en una gran sensibilidad ante fríos, calientes, dulces y bebidas frías.
  • Manchas blancas en los dientes.
Es importante una buena limpieza bucal no sólo de los dientes sino también de las encías, por medio del cepillo de dientes, hilo dental y enjuague bucal fluorado.


  Dr. Claudio A. Sorrentino
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