El
flúor es un elemento eficaz y seguro que ha demostrado reducir la
prevalencia de las caries y desmineralizaciones del esmalte, tanto en niños como en adultos. Conseguir una limpieza más completa de
los dientes con la aplicación de flúor ayuda a prevenir el desgaste del esmalte dental,
proporcionando una mayor protección a cada una de las piezas. El flúor
en la infancia se debe usar de forma equilibrada y moderada ara evitar afectar el esmalte o desencadenar fluorosis.
Cómo dar flúor a mi hijo?
El seguimiento del niño para administrar la cantidad de flúor necesaria y equilibrada es de vital importancia para prevenir la caries dental. Suministrarle una cantidad u otra y en una frecuencia determinada depende del riesgo de caries de cada persona. Además del uso de selladores de fisuras
que recomiendan los dentistas también existen diferentes técnicas y
productos que contienen dicho mineral: alimentos como las espinacas y el
arroz lo contienen en pequeñas cantidades, así como la mayoría de
dentífricos y el agua potable de muchas ciudades. Su uso desde el
nacimiento puede reducir la aparición de caries hasta un 65%.
En el contexto del hogar, la principal fuente de flúor es la pasta dentífrica.
También lo podemos encontrar en forma de geles y barnices, en líquidos
para enjuagues bucales y en gotas o pastillas para ingerir. La mayoría
de estos productos, exceptuando la pasta dentífrica, deben estar
explícitamente recomendados por un odontólogo cualificado que se
encargue del seguimiento del niño. Los profesionales en el campo aconsejan
aplicar la sustancia en el consultorio hasta que el niño cumpla 1 o 2
años de edad y, desde el momento, hacerlo cada 4 o 6 meses. De esta
temprana edad hasta que su hijo tenga 6 años, es recomendable usar una
pasta dental infantil, que contiene menos flúor y previene las manchas
amarillentas en los dientes, es decir, la fluorosis.
Con una cantidad pequeña de dentífrico sobre el cepillo ya es
suficiente. A partir de los 6, el niño ya puede utilizar pasta dental
para adultos con una cantidad de entre 1 y 2 cm sobre el cepillo.
El cepillado con flúor debe realizarse
durante unos 2 minutos aproximadamente. Se aconseja no tomar agua ni
comer ningún alimento durante los 30 minutos o una hora siguientes a su
aplicación, para asegurar una acción lo más efectiva posible. Este
procedimiento también es aplicable a los enjuagues, pero en un espacio
temporal de entre 2 y 4 minutos. La ingestión es uno de los riesgos a
los que pueden derivar los enjuagues con flúor. Para evitar el peligro,
no deben ser usados en la infancia antes de los 6 años de edad. Pueden
usarse de forma semanal o diaria sin superar los 3mg por día. Sólo se
recomienda el uso de enjuagues si el agua bebida de la zona dónde vive
tiene menos de 0,3ppm de flúor. Así, el flúor como mineral nutritivo
mejora la calidad del esmalte dental proporcionando fuerza a los dientes
para luchar contra las caries.