La
hipersensibilidad dental es un problema más frecuente de lo que parece y
que incomoda en cualquier momento del año, pero se hace especialmente
notable en las épocas más cálidas, ya que en ellas se incrementa el
consumo de bebidas y alimentos fríos. El dolor producido por estos
alimentos y bebidas es el más común entre las personas con sensibilidad
dental, aunque también existen otros estímulos dolorosos, como la toma
de productos calientes, dulces, ácidos…
En condiciones de salud, la dentina (parte interna del diente) no
debe estar en contacto con el exterior, ya que está recubierta por el
esmalte dental o el cemento radicular. La sensibilidad dental se produce
cuando se elimina esta protección, debido a una retracción de la encía o
pérdida de esmalte dental. La dentina queda expuesta al exterior y, con
ella, los millones de túbulos dentinarios que contiene son capaces de
transmitir los estímulos (frío, calor, dulce…) que se producen en la
boca a la pulpa del diente, produciendo dolor.
Conseguir que el esmalte o el cemento radicular no se dañen es clave
para evitar que estos estímulos lleguen a la dentina, por lo que
deberemos protegerlo en la mayor medida posible. Para ello se deben
poner en práctica una serie de consejos para evitar su aparición y poder
disfrutar con comodidad de cuantos productos refrescantes se desee.
Cuidar la higiene bucal con productos específicos para la sensibilidad
dental y evitar ciertos hábitos son las pautas a seguir.
Se recomienda el uso de cepillos de dientes con filamentos suaves,
con extremos redondeados y superficie lisa, que permitan una limpieza
delicada, sin dañar el esmalte ni las encías. Tampoco han de ser
abrasivos otros productos de higiene bucal, como el gel o pasta
dentífrica. Es importante, además, complementar su acción con el uso de
un colutorio específico.
En la alimentación es esencial evitar aquellos productos más ácidos
(tomates frescos, cítricos y bebidas carbonatadas). Otra recomendación
es que se debe evitar dañar el esmalte introduciendo en la boca o
sosteniendo con los dientes productos con componentes metálicos o muy
rígidos, como clips, bolígrafos, alfileres, clavos, etc. El esmalte lo
agradecerá y se preservará en buenas condiciones durante más tiempo.
Dr. Claudio A. Sorrentino