Una de las preguntas más frecuentes que se hacen
los pacientes que tienen dientes desvitalizados es por qué les duele una pieza que no tiene nervio.
El hecho de que aparezcan está molestias pueden
tener distintas causas. Cuando
hacemos una endodoncia tratamos de conseguir dos objetivos fundamentales; por
un lado eliminar todo el tejido pulpar (nervio y vasos sanguíneos del diente),
y por otro lado rellenar y sellar el espacio que queda tras instrumentar o
limpiar el conducto, o conductos, donde se alberga el nervio.
El hecho de que no se consiga limpiar adecuadamente el interior del diente puede
ocasionar después alguna infección, que cursará con dolor y/o inflamación. Esta
imposibilidad de desinfectar correctamente el interior de la pieza puede
deberse a cuestiones anatómicas, tales como curvaturas muy acentuadas o
calcificaciones, que dificultan el acceso a la última zona de la raíz. De la
misma manera, si no conseguimos que el espacio que dejamos dentro del diente
después de eliminar el nervio, quede correctamente sellado y hermético con
gutapercha (material de relleno de los conductos tras limpiar los mismos),
dejaremos espacios fácilmente colonizables por bacterias.
Cuando se da alguna de las situaciones anteriores,
podremos intentar solucionarlas
mediante una reendodoncia, que consistirá en eliminar el material de
relleno de la endodoncia, y tratar de mejorar el tratamiento anterior,
intentando acceder a esas zonas más inaccesibles y llevando a cabo una
exhaustiva limpieza y desinfección. Este tipo de retratamiento será realizado,
siempre y cuando las condiciones del diente lo permitan.
Otra de las causas es la presencia de fisuras o fracturas. Esto se produce
porque el diente endodonciado es mucho más susceptible a la rotura, debido a la
ausencia de aporte sanguíneo. La forma de evitar este problema es restaurar
adecuadamente la pieza, ya sea con una reconstrucción, un perno, una corona,
etc.
En ocasiones, cuando un diente presenta una
fractura, hay que optar por la extracción del mismo. Por ello debemos
asegurarnos de que restauramos la pieza, aportándole la resistencia necesaria. Para terminar, no debemos olvidar que no es sólo el nervio del diente el que puede
ocasionarnos dolor, ya que éste está rodeado de otras estructuras,
como la encía o el ligamento periodontal (ligamento que une el diente al
hueso), que pueden también provocar molestias si, por ejemplo, se nos queda
empaquetada comida; problema que surge con bastante frecuencia.
Dr. Claudio A. Sorrentino