La
utilización de la lengua nos permite masticar, tragar, expresarnos,
sentir el gusto de los alimentos… Se trata de uno de los órganos más
importantes para desarrollar nuestro día a día con normalidad y, por
ello, debemos cuidarlo y prestar una especial atención a su higiene.
Entre las enfermedades que pueden afectar a este órgano se encuentra
la glositis, una afección de la lengua que provoca su inflamación.
Aunque generalmente no suele ser grave sí puede llegar a ser muy molesta
e impedirnos hablar con normalidad.
No
olvidemos que la lengua es un órgano muy sensible, formado
principalmente por músculos, y recubierto por una mucosa que contiene
todas las papilas gustativas.
Las causas que provocan una glositis pueden ser diferentes y
variadas, entre las más comunes se encuentran: la reacción alérgica a un
medicamento; infecciones virales o bacterianas; niveles bajos de hierro
o algún tipo de anemia; lesión o irritación por quemaduras o algún
aparato odontológico; tabaco, alcohol o alimentos calientes. En
ocasiones, la glositis es sencillamente hereditaria.
Síntomas
Los síntomas son fácilmente reconocibles y se aconseja acudir a un
especialista si duran más de 10 días y/o la hinchazón nos impide hablar,
respirar o comer con normalidad. Son los siguientes:
- Inflamación de la lengua
- Dificultad para hablar, masticar o deglutir.
- La lengua adquiere una textura lisa.
- Lengua sensible o dolorida.
- Cambio de color de la lengua (color pálido o rojo intenso).
Para
tratar la glositis debemos acudir a la causa que es la raíz del
problema. Una vez tratada la causa, los síntomas suelen remitir sin
mayores complicaciones.
Si la glositis ha sido provocada por una infección, el paciente puede
recibir un tratamiento con antibióticos o, si está relacionada con la
alimentación, bastará con modificar la dieta y utilizar suplementos
vitamínicos para compensar las deficiencias nutricionales.
En ocasiones, la glositis puede ser indolora, aunque en la mayoría de
los casos suele producir molestias y dolor a la hora de realizar
actividades cotidianas como comer, cepillarse los dientes o respirar por
la boca. Es aconsejable evitar comer alimentos condimentados o
irritantes. En casos extremos, la glositis puede llegar a bloquear las
vías respiratorias.
Una correcta higiene bucal puede ayudar a prevenir la enfermedad y,
por ello, se recomienda cepillarse los dientes al menos dos veces al día
y utilizar hilo dental.
Dr. Claudio A. Sorrentino