miércoles, 9 de enero de 2013

Cuando se llega a un tratamiento de conducto



El tratamiento de conducto es una opción que el profesional debe evaluar inclusive cuando no hay síntomas presentes, sin embargo el profesional puede ver signos que le permiten prever su necesidad, para evitar males mayores como la perdida de la pieza dental.

Cuando la pulpa junto con las bacterias, el tejido nervioso desintegrado y escombros relacionados se retiran, se realiza un proceso de limpieza que se lleva a cabo utilizando los archivos de los conductos radiculares.
Una serie de estos archivos de diámetro creciente se van colocando en el orificio de acceso, trabajando toda la longitud del diente, raspando y frotando los lados de los canales radiculares, y utilizándo hipoclorito de sodio o de agua para limpiar los residuos constantemente.
Una vez que el diente se limpia a fondo, se sella, instancia que algunos dentistas prefieren esperar hasta una semana antes de sellar el diente, ya que si hay una infección pueden tratarla con medicación en el interior del diente para solucionarla.
Otros pueden elegir para sellar el diente el mismo día que se limpia y si el canal de la raíz no se ha completado el mismo día, colocará un relleno temporal en el agujero exterior del diente para mantener los contaminantes tales como la saliva y los alimentos alejados hasta la próxima cita.
Finalmente se rellenará el interior del diente con una pasta selladora y un compuesto de caucho llamado gutapercha que se coloca en canal de la raíz del diente, luego se llenará el hueco de acceso exterior creado en el inicio del tratamiento, colocando una obturación.
El paso final puede implicar la restauración parcial o total del diente, ya que por lo general un diente que necesita un tratamiento de conducto es porque requiere a menudo un relleno de gran tamaño debido a que la caries era muy extensa y en tal caso se puede requerir de una incrustación parcial o de una corona, así como otra restauración que protegerá al diente evitando que se rompa, restaurando así su funcionamiento normal.
Se debe tener en cuenta que su dentista examinará la necesidad de cualquier trabajo dental adicional que pueda requerirse.

Los signos que pueden definir la necesidad de un tratamiento de conducto son:
 
-El dolor de muelas al masticar o por una severa aplicación de presión
-Prolongada de sensibilidad o dolor a cambios de temperaturas; calor o frío.
-Decoloración (un oscurecimiento) del diente
-Hinchazón y sensibilidad en las encías
-Un grano persistente o recurrente en las encías
El tratamiento del canal de la raíz requiere de una o más visitas al consultorio y puede realizarlo el dentista o endodoncista, siendo este último un dentista especializado en las causas, diagnóstico, prevención, tratamiento de enfermedades y lesiones de la pulpa dental o el nervio del diente. La elección del profesional para este tratamiento odontológico va a depender en cierta medida de la dificultad que presente el caso individual, siendo el dentista general quien decida si debe intervenir otro profesional especializado.
El primer paso para el procedimiento es tomar una radiografía que permitirá ver la forma de los conductos radiculares y determinar si hay signos de infección en un hueso que lo rodea. Su dentista o endodoncista usará anestesia local para adormecer el área cercana al diente, aunque puede no ser necesario si el nervio ya está muerto, pero la mayoría de los dentistas optan por anestesiar el área para que el paciente este más relajado y a gusto.
A continuación para mantener el área seca y libre de la saliva durante el tratamiento, el dentista colocará un dique de goma (una lámina de goma) alrededor del diente, haciendo un orificio de acceso a continuación para aislar la pieza afectada.


  Dr. Claudio A. Sorrentino
  www.dentalpalermo.com.ar