viernes, 7 de junio de 2013

Blanqueamiento dental: Mitos y realidades


El color de un diente viene determinado desde el momento en el que nacemos por la tonalidad del núcleo del mismo (dentina) y por la transparencia y capacidad de refracción de la luz por el esmalte. El color del núcleo no se altera. Sin embargo, con el tiempo el esmalte se va tiñendo a base de sustancias colorantes como pueden ser el tabaco, el café, el té, las bebidas de cola, el tomate, algunos pigmentos químicos, el uso de determinados medicamentos, etc.

Siempre debe ser un profesional en estética dental quien marque el mejor tratamiento a seguir, en función de la tinción existente. Los procedimientos más idóneos son los que resulten menos invasivos para el diente. Por ello se debe usar agentes blanqueadores de ultima generación que minimizan la sensibilidad dentaria y activadores de luz fría (que evitan el calentamiento excesivo de la pulpa dentaria –hiperemia) En una única sesión se observan los primeros resultados.

Después de un blanqueamiento los dientes quedan más sensibles:
Es un procedimiento de odontología estética y conservador, no invasivo, simple, rápido e indoloro. En la mayor parte de los pacientes no hay efectos secundarios, pero algunos pueden tener sensibilidad. Ésta va desapareciendo después de varias horas.

El blanqueamiento dental no perdura en el tiempo
De forma casi indefinida si se hacen retoques una o dos veces al año (durante unos días) o si se usa pasta de dientes blanqueadoras de forma continua. Si no se retocan, los dientes poco a poco volverán a mancharse.

Las restauraciones o las coronas cambian de color
No, no cambian de color. Si hay restauraciones en la zona de la sonrisa, hay que reemplazarlas tras el blanqueamiento dental, ya que tendrán un color diferente al obtenido y no darán apariencia de naturalidad.

Todos los blanqueamientos son iguales y se obtienen los mismos resultados.
No es así. Los blanqueamientos dentales deben hacerse SIEMPRE bajo la supervisión de un profesional en una clínica dental. Los productos que realmente son efectivos no son los que están al alcance de cualquiera en una farmacia o en un puesto ambulante de un centro comercial o un centro de estética. Ese tipo de productos no tiene ni los agentes o principios activos que empleamos los odontólogos ni las concentraciones adecuadas. El hecho que lo “activen” con una lámpara que da destellos o emite una luz azul, no implica que sea una lámpara que pueda foto-activar el producto (de hecho el producto que se puede foto-activar no es el que emplean en ese tipo de establecimientos).
Por tanto, los resultados son diferentes en función del tipo de blanqueamiento y del producto empleado. Por ello podemos definir cuatro tipos de blanqueamientos:
 Clínicos: En los que el paciente acude a la clínica, y bajo la supervisión de un profesional, se coloca sobre los dientes, con las encías protegidas, un gel que se activa con una luz de plasma fría. En tan sólo una sesión de 1 hora se bajan al menos 3 tonos.
Ambulatorio: Se le prepara al paciente un juego de cubetas hechas para su boca en las cuales aplicará el producto blanqueador que le ha proporcionado el odontólogo y lo usará por la noche un promedio de 10 a 15 días. Se obtienen resultados muy buenos siendo constantes. Las concentraciones del producto son del 10, 16 o 20% dependiendo del caso.
Combinado: Se combina la técnica de clínica y la ambulatoria. Para potenciar el resultado y lograr una mayor estética y un brillo espectacular. Esta es la técnica que se utiliza en Dental Palermo.
Blanqueamientos internos: Se emplea en dientes que se han oscurecido tras una endodoncia. Suelen ser dientes más oscuros que el resto. El agente blanqueador se deposita dentro del diente (aprovechando que ya está desvitalizado).


  Dr. Claudio A. Sorrentino
  www.dentalpalermo.com.ar