En la actualidad, ir al dentista es menos doloroso de lo que solía ser, sin embargo para la gran mayoría pensar en sentarse en la silla del dentista produce una sensación ansiedad que en ciertos casos es muy aguda, derivando en fobia dental. Esta situación se puede comprender como una respuesta de miedo,
siendo un factor común entre la mayoría de las personas que suelen
demorar sus visitas de rutina, lo cual a su vez empeora la situación de
su salud oral generando un círculo vicioso.
Este miedo puede arraigarse desde temprano en la vida ya que de niños
podemos asimilar los comentarios negativos de nuestros padres con
dichos tales como, “Si usted no se cepilla los dientes, tendrás que ir
al dentista”, lo cual puede dejar una impresión negativa y duradera.
Otra situación común que puede dejar huella negativa respecto a una visita al dentista es haber atravesado por una experiencia dolorosa en el consultorio odontológico
durante la infancia, lo cual provoca ansiedad, la cual se extenderá
hasta la edad adulta, dicen los especialistas del Departamento de
Atención Integral Cariología y en NYU. Sin embargo hoy en día los procedimientos odontológicos han cambiado, ya que la odontología moderna se puede decir que no presenta las complicaciones antiguas que la transformaban en un verdadero tormento, ya que el dolor se puede controlar efectivamente, dicen los especialistas.
Por lo tanto, deberíamos tomar conciencia mas allá de las sensaciones, de la importancia que revista la salud oral, ya que puede afectar a la salud general, dando origen a otras enfermedades orgánicas. Una recomendación que es muy importante para los padres que deberán evitar los comentarios negativos sobre el dentista a sus hijos, transformándolos en positivos al explicar la importancia para la salud por sobre todas las cosas.
Dr. Claudio A. Sorrentino
